‘Fakenews’ come manzanas
- Jimmy Iturri
- 13 may 2018
- 3 Min. de lectura
El más célebre y respetado diccionario de inglés es el Oxford. Ahí se ha registrado que la palabra más buscada el 2017 ha sido Fakenews, o sea noticias falsas. Hay quien piensa que muy pronto la mitad de las noticias que difundan las redes sociales serán mentiras. Es la revolución más importante de la comunicación desde la invención de la imprenta, pero junto con sus grandes bondades en las redes sociales también se encuentra el peligro de inventar historias irreales.
Esto ocurrió con la mutilación del video del encuentro entre el vicepresidente Álvaro García Linera y un mendigo. Un periódico cruceño mostró el video en el que el Mandatario entregaba una manzana a medio comer a un pordiosero que pedía 50 centavos. La noticia fue prontamente viralizada por la Agencia de Noticias Fides (ANF) y en las redes sociales. Minutos después se aclaraba que el video completo mostraba que antes de entregar la fruta, García Linera había entregado Bs 100 al ciudadano que pedía caridad.
Como podía esperarse de un fin de semana sin mucha información, ese video fue la delicia en las redes sociales. Una parte de los internautas que odia todo lo que tiene que ver con el proceso de cambio abundó sobre el hecho de que no se podía dar una fruta a medio comer a nadie pues contenía bacterias, incluso hubo quien señalaba que Bs 100 era demasiado poco dinero y que la autoridad debería donar aún más.
Pero dejemos las fobias, las envidias y los traumas afuera que finalmente quienes atacaron igual lo hubieran hecho si no le daba la manzana. Y centrémonos en la manipulación mediática que significa recortar una parte de la información para que el espectador o receptor o lo que usted quiera llamarle, tenga una impresión que no corresponda a la realidad. La conexión entre la entrega de la ofrenda (Bs 100) y la manzana no creo que cambie el valor de darle algo nuestro a otro semejante, pero para otras personas sí. No fueron sobras sino una contribución mayor. Finalmente, como dice el Director del Instituto Cervantes en New York: “Uno compra la realidad que mejor satisface sus deseos y sus valores”. Y a su corazón, añadiría.
Tiempos turbulentos. Inútil es discutir si debió dar más, o si es que los que tanto critican dan algo a los demás. Es una pérdida de tiempo. Pero analizar las Fakenews es imprescindible para entender los tiempos modernos: nunca antes tuvimos tanto acceso a la información, pero nunca estuvimos tan poco informados. “Y una sociedad con mala salud informativa vive condenada a la ceguera. Si llegamos al punto en que no podemos confiar en las noticias, solo creeremos las que reafirmen nuestro pensamiento. Es decir, aquellas que nos den la razón”, señala Marc Amorós García en su libro Fakenews la verdad de las noticias falsas.
Y esa mala salud informativa puede ser anterior al desarrollo de las redes sociales, aunque con estos vehículos de transmisión se desarrolla mucho más la propensión a la mentira.
Ya el New York Times contribuyó a la segunda guerra contra Irak cuando uno de sus periodistas difundió la historia de que existían armas de destrucción masiva. No las había, pero un medio de tanta credibilidad tuvo que autocriticarse de cómo ellos se habían dejado engañar y engañar a sus lectores, transmitiendo una noticia mentirosa, una Fakenews.
El periodista y empresario Juan Luis Cebrián dice que estamos ante “un cambio civilizatorio como no ha tenido la humanidad desde la invención de la imprenta”. Y es verdad, pero, como decíamos arriba, mayor acceso no quiere siempre decir mejor acceso a información basada en los hechos y no en los deseos de quien cuenta estos hechos.
El antídoto. ¿Hay alguna vacuna que nos inmunice contra esta creciente tendencia a usar las redes para difundir mentiras destinadas a crear confusión en la opinión pública, o mejor dicho, en las opiniones públicas?
Claro que sí, hay que educar a las audiencias. Sin el ejercicio del criterio cualquier mensaje es peligroso. Pero si enseñamos a desconfiar, a descreer hasta que no se hayan chequeado los datos habremos dado un gran paso. Finalmente, se trata de acercarnos a la verdad, o si usted prefiere a las verdades, eso no se logra creyendo a pie juntillas en mensajes que buscan embaucarnos.
La diferencia entre la realidad y la mentira es cada vez más tenue, pero aún podemos separar el trigo de la paja y descubrir quien recorta la realidad para intentar engañarnos, como es el caso de quienes editaron el video en cuestión y que ahora no merecen que se les crea.