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El retorno de una Iglesia racista y colonial

Un reciente comunicado de la Conferencia Episcopal (una especie de junta directiva empresarial de los obispos bolivianos) le ha “rayado la cancha” al flamante Cardenal Toribio Ticona. En otros tiempos este hecho se hubiera denominado “cisma”, es decir, una crisis en el seno de la Iglesia Católica.

Pero en nuestros días simplemente es una noticia que se entremezcla con los problemas del fútbol español y las desventuras de alguna miss de habla inglesa.

Desde nuestro punto de vista, lo que ocurre en la cúpula eclesial boliviana católica es muy grave, porque pone en cuestión el famoso voto de obediencia que supuestamente tienen todos los curas y por esa fidelidad llegan a obispos, aunque revisando la historia podemos afirmar que la lucha por el poder siempre ha sido una característica dentro de la Iglesia católica.

El pronunciamiento pone en cuestión las decisiones del propio Papa Francisco, jefe de la Iglesia Católica que vive en Roma, y es una especie de rebelión de los obispos bolivianos.

Ahora bien, ¿por qué el comunicado? Ya que es bien conocido que el anterior Cardenal era la “cabeza y portavoz de la iglesia católica”, la explicación a este enredo se encuentra en el carácter racista-colonial de los obispos bolivianos.

La Iglesia en Bolivia tiene una larga historia de diferenciación del común de los mortales, como se ha repetido en varias oportunidades, la iglesia se autonombra la “portadora de la luz”, que debe abrir las mentes de los ¿salvajes? porque llegaron, se establecieron y se multiplicaron con ese pretexto, hasta que fuimos reconocidos como portadores de alma.

Pero hoy esa raíz colonial se manifiesta y aclara las diferencias entre un Toribio Ticona (indígena) y la flor y nata de una iglesia conservadora representada por los Obispos de rancio pedigree. ¿Alguien decía algo sobre las opiniones personales de Julio Terrazas, un aliado a la oligarquía cruceña?

En uno de sus mensajes el Papa Francisco, sentenció: “hagan lío” y eso es lo que ha logrado el nuevo Cardenal, sacudiendo el anquilosado cuerpo de una Iglesia que a todas luces se encuentra decadente y poco “aggiornada”, como recomendó otro sacerdote de una orden religiosa.

¡Bienvenido al mundo racista y colonial Toribio Ticona! La esperanza que tenemos es que no dobleguen tu conciencia y esa capacidad de leer la realidad de este nuevo Estado, que esa claridad no se diluya en los oscuros pasillos de la Conferencia Episcopal.

Por supuesto que este pronunciamiento ha logrado que muchas almas dormidas en su fe, como el que escribe estas notas, despierten no por lo dicho por Toribio, sino porque despertó la ira de esos representantes “bien machos”, que quieren mantener las viejas estructuras sociales y económicas.

¡Bienvenido Toribio Ticona! Porque esto permitirá la construcción de nuevos escenarios de diálogo, de influencia entre los constructores de una sociedad nueva. Sin duda lograste tocar lugares que duelen en el cuerpo enfermo que prefiere ignorar sus dolencias y mantener una fortaleza que no es tal, ese sólo hecho ya te hace agradable a los ojos del señor pueblo.

Es posible que en esta disputa abierta de poder, tu compasión te lleve a perdonar a los que te ofendieron y termines en el redil de los poderosos, tenemos la esperanza que no será así; y en ese camino, otro camino, estaremos caminando juntos como en las jornadas de lucha de los viejos mineros cuando muchos sencillos curas optaron por el pueblo y se ganaron su gratitud, sólo baste un nombre como el de Gregorio Iriarte para dar fe de lo que hablamos.

¡Bienvenido al mundo racista y colonial Toribio Ticona! Porque más allá de la mitra que te consagra como Cardenal, tus palabras, que ofendieron a los representantes de una iglesia fósil, ya ganaron a un pueblo que necesita aire fresco en las bóvedas gélidas de las catedrales.


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