¿Desinformación transformada en “verdad”?
Constantemente se van publicando escritos de diferentes opinadores, que atacan a la política fiscal y, a la materia tributaria en particular, vertiendo análisis totalmente parciales y sesgados, con la única finalidad de generar desinformación e incertidumbre en la sociedad.
No consideran y/o desconocen de una manera alarmante que la política tributaria es un pilar fundamental para la consolidación de la política fiscal, siendo además la eficiencia de esta última, una de las responsables para lograr resultados importantes en el desarrollo económico del país. La política fiscal implementada, en la última década coadyuvó a la estabilidad macroeconómica, crecimiento económico sostenido, reducción de las brechas de desigualdad y pobreza, entre otros indicadores. Todo esto a partir de los recursos provenientes de la nacionalización, así como los ingresos tributarios han permitido el financiamiento de la inversión pública, y las asignaciones sociales a los sectores más vulnerables de la población a través de los diferentes bonos.
El asunto sobre el que más alusión se hizo en este último tiempo, tiene que ver con una mal intencionada forma de difundir una creciente presión tributaria en el país, tratando de hacer ver tal hecho como algo negativo para nuestra economía. Por lo que es importante aclarar que la presión tributaria, conceptualmente, se refiere a los ingresos porcentuales que los particulares y empresas aportan al Estado por impuestos en relación al Producto Interno Bruto (PIB); concepto que es deliberadamente omitido por los opinadores siendo que este indicador no hace más que medir la capacidad que tiene un régimen impositivo para generar ingresos fiscales de las diversas actividades de la economía.
En ese sentido, si bien los ingresos fiscales se han incrementado notoriamente en la última década, ha sido producto de que también se han incrementado los ingresos de los sujetos pasivos de los impuestos, en tanto no se han visto modificadas las tasas impositivas, más que la implementación de una alícuota adicional al impuesto sobre las utilidades de las empresas (IUE), la cual se aplica únicamente a ganancias extraordinarias en el sector minero y bancario. Por tanto, es importante precisar que la presión tributaria recae de acuerdo a la capacidad económica, en tanto que los que están generando más ingresos, son los que más están pagando, o lo que es lo mismo, están pagando más, los que más están ganando.
Así también, diferentes medios hicieron referencia a informes del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y Banco Mundial (BM), a partir de los cuales se habla de que Bolivia habría sido el país que más aumentó la imposición tributaria en comparación a los demás países de la región. Evidentemente esto no es más que el producto de una mala interpretación de la información difundida en dichos documentos. Como se mencionó anteriormente, las tasas impositivas que se aplican actualmente no han sufrido alguna modificación, y además es propicio mencionar, por citar un ejemplo, Bolivia es uno de los países que menor alícuota aplica al Impuesto al Valor Agregado (IVA), situándose por debajo del promedio regional (15%).
Por último, para que la desinformación sobre la presión tributaria no se haga “verdad”, es preciso hacer un análisis más global de la materia impositiva, es importante considerar las medidas asumidas por el Servicio de Impuestos Nacionales (SIN), orientadas a simplificar los trámites, mejorar la atención a los contribuyentes, reducir la evasión impositiva, promover la cultura tributaria, acciones que desembocaron en un incremento del universo de aportantes, el cual prácticamente se ha visto duplicado desde 2005.