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La agonía de la autonomía dictatorial universitaria

La agonía de la autonomía dictatorial universitaria *Illa Paxi Luego del papel crucial y determinante que jugó la autonomía universitaria en las épocas de las dictaduras, donde aquella autonomía garantizó incluso la preservación de la vida, impulsó la recuperación de la democracia, fue semillero de revolucionarios y grandes intelectuales, es necesario precisar cuál es el rol que debe jugar en estos tiempos de cambio. Qué lejos se encuentran las universidades “autónomas” de asemejarse a lo que eran por los años ‘70 y ’80. Hoy en día existe una dictadura universitaria, de sometimiento y amedrentamiento, porque sin duda las “notas”, son su mejor arma de dominación. Si bien sus docentes no usan uniforme, van a las clases a imponer, a juzgar y a determinar que se debe decir o lo que no se debe decir y, lo más curioso, ¡hasta lo que se debe pensar! Siempre se eligen entre ellos y siempre hay un candidato de turno que rota por acuerdos, no es raro ver que un docente llegue a ser 2 ó 3 veces Director de Carrera. Juan Carlos Herrera, el docente discriminador y racista de la Universidad “Autónoma” Gabriel René Moreno, es la muestra y el espejo de lo que pasa en todas las universidades públicas del país, con matices que la diferencian pero con la misma esencia rosquera. La grabaciones de la clase del señor Herrera son el pan de cada día que los estudiantes deben enfrentar “calladitos”, porque si contradicen “sus verdades”, estarán sujetos a perder la materia, porque se “te agarró” como se conoce en la jerga popular, o sea estarás sujeto a perder su materia por el mero hecho que le caíste mal y, la sartén por el mango, evidentemente lo tendrá el docente que lo usará a su favor. Eso está pasando en Santa Cruz, donde los docentes fueron corriendo a apoyar al amigo; aceptar que sea suspendido temporalmente, pedir disculpas por él, decir que se olvidó los “medicamentos” y hasta ofrecerle defensa jurídica y ¿quién defenderá a las estudiantes agredidas que también son parte de la Universidad en igualdad de derechos del docente agresor, discriminador y racista? La autonomía universitaria se redujo a asegurar de por vida a docentes muy cuestionados que son el 90% de ellos y un 10% de rescatables que generalmente son temporales. Un plantel administrativo de secretarias y asistentes perpetuos que incluso heredan cargos a sus hijos, porque son familias entre esposos, primos, sobrinos los que controlan los servicios universitarios y para entrar en la rosca, sin duda el requisito no son tus conocimientos, son el grado de parentesco que tienes con el grupo. En cuanto a los rasgos de dictadura universitaria en las clases, los estudiantes están obligados a hablar lo que los docentes quieren escuchar, deben aguantar escuchar invitaciones a salidas de “café” para beneficiarte en notas, o en el caso de los muchachos, tener que ir a farrear con el docente para hacerte cuate. Acoso, chantaje, discriminación, racismo son los lineamientos de la autonomía dictatorial de las universidades públicas. A estos añadir que, el máximo represor es el Rector, porque no sólo permite este tipo de dictadura, sino que además la incentiva y participa, es el caso de la obligatoriedad de asistencia que tuvieron que hacer los estudiantes de medicina en apoyo a los “médicos docentes”, instrucción obligatoria del Rector que, además, utiliza a la policía unas veces para reprimir a sus estudiantes y en otras para culparlos. Podrán decir que se cuentan con instancias para las denuncias, pero éstas tienen que pasar por la misma rosca, así que el 99% de los casos quedan en el olvido, porque las rocas universitarias también funcionan con las mismas características que las pandillas de delincuentes, con el pacto de silencio y protección entre ellos. Todo gira en la protección de docentes y administrativos, los estudiantes son utilizados, tampoco están organizados y se han acostumbrado a que así sean las cosas, las ven como normal, son el grupo dominado que juega a ser la oveja del rebaño. En pleno Siglo XXI contamos con dictaduras universitarias que los ciudadanos mantenemos con nuestros impuestos, mantenemos a roscas que tienen jugosos sueldos, que se regalan tablets en navidad, y no precisamente como incentivo, sino como algo normal para ellos, los titulados mediocres y estancados en el tiempo, no hay jubilación obligatoria, ese es el caso de un docente que tenía y que llegaba a los 80 años y no podía ni hablar, pero era de la rosca. Los resultados de esos regímenes universitarios son deplorables, cero de investigación, cero de acercamiento a su pueblo y sus proyectos, incentivan tener títulos para “lucrar”, a eso se ha reducido la tal autonomía que ahora agoniza y que su verdadero rostro apareció en las redes con el nombre de Juan Carlos Herrera, docente titulado.


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