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21-F y el oportunismo político-partidario a la vista

21-F y el oportunismo político-partidario a la vista

*Camilo Katari

La convocatoria al paro del próximo 21 de febrero ha mostrado algunas fisuras en las agrupaciones políticas de la oposición con las que en un momento dijeron que contaban con una férrea unidad para desafiar al gobierno en su pretendido rechazo por la decisión del fallo del Tribunal para que Evo Morales sea postulado otra vez.

Por un lado, cívicos del país –no todos- y la reconstituida CONADE sin la COB, muestra que el objetivo que se plasmaba en generar un bloque fuerte que lleve a convocar a la población a un paro contundente, no tuvo la fuerza como la que se anunció con pompas y sonajas desde el pasado año.

La división llegó a las agrupaciones de cívicos y la chuta CONADE que, como dijimos ya no cuenta con la COB y, por otra, una llamada Coordinadora de Defensa de las libertades democráticas que agrupa a sectores del magisterio y del colegio de abogados.

En las composiciones de estos dos bloques se dejó visibilizar a viejos militantes de la izquierda tradicional que renegó con sus organizaciones políticas y fruto de sus desvaríos ideológicos y su tránsito frágil a otros partidos de derecha, les llevo a tomar decisiones que ahora están generando serias repercusiones en su accionar político.

Ahí vemos pues la desesperación del acomodo al poder y el exagerado oportunismo que como ungrupo muy pequeño de la izquierda dogmática, denominada Patria Insurgente, se ha subordinado a la estrategia de la oligarquía colonial, convocando a la marcha del 21-F. No es de extrañar que cierta denominada “izquierda” sufra estos extravíos históricos.

En Bolivia tenemos varios ejemplos que lastimosamente se repiten, especialmente en los ciclos de potenciamiento de las fuerzas populares. ¿Cuál es la razón de este extravío? o mejor para poner en términos marxistas, ¿Cuál el motivo de esta enajenación?

Primero su mala lectura de Marx, es decir, convertir en dogma la dialéctica, aunque suene paradójico este es el mal que aqueja a la izquierda desde sus primeras organizaciones como el Partido de Izquierda Revolucionaria (PIR), el Partido Comunista de Bolivia (PCB), el Partido Obrero Revolucionario (POR).

El PIR terminó como aliado de la oligarquía minero-feudal, originando el nacimiento del PCB, que junto al POR serán una especie de “propietarios de la verdad marxista”, lamentablemente y como señala Alipio Valencia: “Ya en el año 1936 apareció fuerte y vigoroso el pensamiento marxista en círculos estudiantiles e intelectuales y entre los obreros, pero inmediatamente fue infectado por aquella división morbosa entre ‘stalinistas’ y ‘trotskistas’.

Ese fue el error grave del marxismo militante. El conocimiento y el estudio de la realidad nacional con los instrumentos de interpretación del materialismo dialéctico y el materialismo histórico que comenzó promisoriamente, se esfumó ante la violencia de la polémica ‘ideológica’ entre sostenedores de ‘la revolución permanente’ y el ‘socialismo en un solo país’, como si éstos fuesen los únicos problemas vitales de Bolivia.

La energía peculiar del marxismo se perdió en esta discusión foránea que nada bueno trajo para el pueblo boliviano en crisis”. Este texto del año 1973, se encuentra vigente, pues la izquierda dogmática, que le hace el juego a la pequeña burguesía subsidiaria del capitalismo (para hablar en términos marxistas), repite la misma historia, cuando confunde “al pueblo” con la clase media colonial que hoy esgrime el 21-F como reivindicación “popular”.

Desconocer la herencia colonial, en la estructura social boliviana, es negar esa particularidad del análisis dialéctico, reconocido por el propio Marx y Lenin. La mala lectura de Marx hace que exista una aplicación mecánica de la “lucha de clases” en un país que mantiene la contradicción: indios y “blancos”, con todas las connotaciones económicas, sociales y políticas.

La segunda razón del extravío de la izquierda dogmática, la encontramos en su creencia que “acumular fuerzas” con la clase media y los sectores ideológicamente pertenecientes al fascismo criollo, les abrirá las puertas de la historia, pues no es así, desde el apoyo al colgamiento de Villarroel, hasta la convocatoria al 21F, pasando por el apoyo a Hernán Siles en 1964 y la fallida Asamblea Popular, esta izquierda mantiene su mirada desde las élites y desprecia a los de abajo, que en nuestro caso son los quechuas, aymaras, guaraníes y los pobres de las ciudades, a quienes, esta izquierda dogmática casada con la derecha fascista, considera “engañados” por no aceptar el dogma de la “democracia (liberal), la alternancia, el respeto a la ley, etc. y etc.”.

Todo este último es un discurso del manual elaborado en el Departamento de Estado de los EE.UU. para debilitar y derrocar gobiernos, confirmado por la reciente visita del Sr. Tillerson dando instrucciones a sus agentes, que como en este caso, se hace eco en una izquierda extraviada.

La historia juzga los hechos y lo hace de manera implacable, el dogmatismo terminó con los socialismos realmente existentes, terminó con los chinos (PCML) que se aliaron al MNR y con el MBL que también se alió al gonismo con Carlos Mesa incluido. A estos últimos no les ha quedado más que asumir su verdadera identidad que no es otra que el colonizador-colonizado.

Y finalmente vemos una mezcla de excondepistas, trotskistas y miristas que transitaron junto al MSM de Del Granado, ahora deambulando su suerte, añorando su pasado izquierdista y fierrero, con las plataformas políticas de derecha, como otra clara señal de su desesperada angurria y apego al poder. ¡Todos ellos, no pasarán!


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