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El tata Ticona: la oveja negra dentro los sepulcros blanqueados de la CEB

Pero no han esperado que si quiera preste su juramento en el Vaticano como el flamante cardenal del Estado laico y plurinacional de Bolivia; y la Conferencia Episcopal Bolivia ha abierto las puertas del infierno, desatando sus más racistas demonios contra el tata Ticona, quien viene a ser “blanco” de la retrógrada racionalidad racista que hay dentro la iglesia católica, que sigue sosteniendo que los indios no tienen alma.

Ciertamente que el flamante cardenal Toribio Ticona ha podido tener alguna declaración contradictoria respecto a la construcción de la Casa del Pueblo, como respecto a la habilitación del presidente Evo Morales para las próximas elecciones, señalando inicialmente su desacuerdo y luego su respaldo en ambos asuntos, pero al final de cuentas parece haber vuelto sobre sus pasos para sintonizar el alcance del mensaje del Papa quien ha pedido que los sacerdotes del mundo uníos se pongan del lado del pueblo.

Vale decir que hasta cierto punto se podría entender que quien ha influido en el reciente cambio de opinión que ha podido tener el tata Ticona ha sido el Papa Francisco, pues desde hace bastante tiempo que el Papa Francisco ha pedido que la iglesia huela a pecorella (oveja; y mejor si es negra). Y esa puede ser la razón por la que de alguna manera el Papa lo ha nombrado como cardenal a alguien que tiene la procedencia humilde y sacrificada que tiene Toribio Ticona.

Y es que a estas alturas se puede entender que dentro las ensoberbecidas estructuras del episcopado boliviano hay un racismo, el cual el rato menos pensado se pone de manifiesto. Por ejemplo el cura de la catedral de Cochabamba Marcelo Bazán hace poco llamó Waka Bola (testículo del toro), al presidente Evo Morales. Es en ese sentido que el propio tata Ticona ha señalado que una fuente muy confiable a él le dicho: “como soy de origen campesino, indio, no aceptan así nomás (su posición), quieren siempre ellos exaltarse, en fin, por vanidad y ostentación”.

Se entiende entonces que las jerarquías de la hipócrita iglesia católica son como esos sepulcros blanqueados: por fuera muy puros y blanquecinos, pero por dentro se han petrificado en la putrefacción de un puritanismo racial y rabioso que hasta lo ha desautorizado por sus declaraciones en favor del pueblo.

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