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Almagro: La administración genocida de la OEA

Almagro no es ciertamente un apellido de grata memoria parta los pueblos originarios del Abya Yala, por el contrario, junto al de Pizarro son los apellidos emblemáticos de la invasión y el genocidio.

Hoy otro Almagro, no el invasor colonial, quiere cumplir el mismo papel, recibiendo órdenes de su rey Donald II –Donald Trump- (el primero es el de Disney) pretende dividir los lazos de unión creados a fuerza de solidaridad entre los pueblos de la Patria Grande.

Alejar a Venezuela de la OEA, por órdenes de un enemigo de la humanidad es doblemente infame, porque la actitud servil, que es directamente proporcional a su falta de dignidad y respeto a los países del sur, es traicionar los principios del grande Bolívar que decía: “El día que nuestros plenipotenciarios hagan el canje de sus poderes, se fijará en la historia diplomática de América una época inmortal, ese sueño bolivariano de una “patria grande”.

Almagro es la medida donde llega el servilismo de una burocracia hipotecada a los designios imperiales, sin importarle la memoria histórica del continente, sino la obediencia debida a los intereses de los que se consideran amos del mundo, que hoy se dedican a enjaular a niños y niñas, como en los mejores tiempos esclavistas.

El colapso del sistema capitalista está demostrado con las atrocidades que decide el gobierno norteamericano, con la crisis de la Unión Europea y los esfuerzos por mantener un orden económico que es, en sí mismo, genocida; a ese sistema moribundo es que Almagro sirve sin reparos y con desprecio para los patriotas de este continente.

Estamos en tiempos de repensarlo todo, nuestras fronteras, las teorías que las formaron, nuestras formas de gobierno y sus orígenes y por supuesto los intentos de mantener separados a pueblos que siempre habitaron el territorio tomando en cuenta sus diferencias pero con un objetivo común: la armonía entre ser humano naturaleza economía y organización social.

Nuestro horizonte histórico es la “época inmortal” a la que se refería Bolívar, que no es otra cosa que la unidad de los pueblos para consolidar una vida digna, libre de condicionamientos, con soberanía y culturas diferentes; todo esto le es ajeno al señor Almagro, él es depositario del pensamiento servil y domesticado, un hombre sin patria como el capital que defiende.

Almagro, sin guardar las apariencias de la diplomacia tradicional, se pone al servicio de quienes atentan a la unidad americana, y se convierte en verdugo de los procesos progresistas de la región, en esa medida son acertadas las palabras del Comandante Fidel Castro: “La OEA tiene una historia que recoge toda la basura de 60 años de traición a los pueblos de América Latina” (14 de abril del año 2009).

Almagro, el invasor, encabezó la llamada “guerra civil” (1537 – 1554) producto de la ambición por el poder territorial entre “almagristas y pizarristas”. Hoy el Almagro de la OEA pretende crear las condiciones para una guerra civil en Venezuela, Nicaragua, Bolivia, por encargo del patrón del norte; pero los aprendices de brujo siempre tienen la respuesta adecuada, cuando desatan fuerzas que no conocen.

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