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Oposición dividida, pan de cada día

Hace tres años, Carmelo Lens, gobernador del Beni recibía el primer golpe de Ernesto Suárez cuando le bajaba el pulgar ante una posible repostulación a la Gobernación de este departamento, pero no sólo eso, también le quitaba el poder mediático que había adquirido, al no permitirle que su esposa sea candidata por los Demócratas a la alcaldía de Riberalta.

Lens tuvo que esperar varios meses para devolverle el golpe, pero con uno certero, que le deje fuera de toda posibilidad de volver a detentar poder alguno en el vasto territorio oriental.

EL Gobernador, que fungía como delegado de su partido ante la Tribunal Departamental Electoral, decidió la estocada mortal a la candidatura de Suárez, y sacó a la luz en una conferencia de prensa datos de una encuesta, actividad totalmente prohibida por la Ley Electoral, bajo pena de pérdida de la personalidad jurídica, que podía registrarse a nivel nacional, pero que en Tribunal Supremo Electoral desestimó y sólo dejó la sanción para el departamento beniano.

A partir de esos dos hechos, comenzó una serie de ataques entre los dos políticos, que en algún momento debía llegar a un quiebre total.

Esto ocurrió después de que los dos personajes “visitaran” o sean recluidos en las cárceles de Riberalta y de Trinidad, por acusaciones de malos manejos en la administración de la Gobernación.

Los dos, hipócritamente, se visitaban cada vez que uno caía en desgracia, pero en todo momento estaban preparando la ruptura, que la sociedad civil sabía que sería el inicio de una pelea.

Lens anunció su alejamiento de Demócratas, y Suárez arremetió indicando que era un personaje del cual no se debían ocupar en el partido. Pero fue el propio Suárez, que se ocupó atacando e indicando que no es una alternativa para las próximas elecciones a Gobernador. (primera vez que estamos de acuerdo con Suárez, aunque él tampoco es alternativa).

Esta pelea, nos volvió a mostrar la angurria de poder que tienen en la oposición boliviana, donde la famosa unidad, no aparece ni aparecerá.

Similar situación vive el ex alcalde, o la autoridad suspendida del municipio de Cochabamba, y sus mochilas, donde José María Leyes quedó en el abandono y a su suerte, porque sus mismos compañeros de partido, lo abandonaron y prefieren seguir con la gestión de la Alcaldesa suplente y dejar que Leyes se suma en la depresión total.

Con estas actitudes los demócratas demostraron que están más al borde de división que la unidad, y ve el desbande de sus parlamentarios, empezando por el diputado Dorado.

En la otra vereda opositora, la vida no es color rosa; el miércoles la alcaldesa de El Alto, Soledad Chapetón, perteneciente a filas de Unidad Nacional, podría ser suspendida de su cargo, gracias a la denuncia iniciada por el también integrante de este partido político, Rafael Quispe.

“La Sole” como se la conoce a Chapetón en la Urbe alteña, también sufrió la pérdida del poder legislativo, la ver como el concejal suplente de UN, Marcelo Fernández, ya disidente de la esta tienda política asumía la presidencia del Concejo, gracias al apoyo de Reveca Cruz, de UN, el representante de Sol.Bo y de cuatro concejales del Movimiento al Socialismo.

Estas divisiones demuestran que los opositores al gobierno cada vez más se dividen y no tienen un rumbo definido, tampoco un plan de gobierno para las elecciones de 2019, por lo que tratan de opacar sus divisiones, intentando desestabilizar al gobierno y en muchas veces incurriendo en las falacias y tratando de involucran en uno y otro tema al gobierno y sus estructuras.

Una vez más nos demuestran que las angurrias de poder hacen que no se toleren y que sigan divididos, buscando figurettis para intentar desestabilizar al gobierno.

Mientras eso pasa en la oposición, el oficialismo mediante el presidente Evo continúa con la construcción del país y siguen las inauguraciones de hospitales, centros educativos, mercados, vías de acceso en el país, entre otros.


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